En la provincia de Valladolid, el municipio de Traspinedo se ha convertido en un ejemplo de cómo un ayuntamiento pequeño puede liderar iniciativas innovadoras en sostenibilidad. Con el programa “Traspinedo Composta”, el consistorio puso en marcha una estrategia integral de compostaje doméstico y comunitario que hoy se recuerda como un auténtico caso de éxito.
Un proyecto pionero
El objetivo del programa fue claro: reducir la fracción orgánica de los residuos urbanos, dar un uso útil a los restos de cocina y poda, y al mismo tiempo concienciar a la población sobre la importancia de la economía circular. Traspinedo fue de los primeros municipios de la provincia en apostar por esta vía, entregando compostadores a las familias, organizando charlas formativas y habilitando espacios para compostaje comunitario.
La iniciativa recibió el respaldo de la Diputación de Valladolid y contó con la colaboración técnica de ASPAYM Castilla y León, a través de su centro especial de empleo CETEO. Esto permitió dotar al proyecto de una dimensión social adicional: la inclusión de personas con discapacidad en tareas de formación, seguimiento y acompañamiento a los vecinos.
Acciones realizadas
El programa se desplegó en varias líneas de actuación.
Por un lado, se acondicionó el Punto Limpio municipal con un espacio didáctico y tres compostadores comunitarios, uno de ellos de vermicompostaje. Allí, cualquier vecino podía depositar sus restos orgánicos, que se mezclaban con material de poda para generar compost maduro.
Al mismo tiempo, se impulsó el compostaje doméstico. Las familias interesadas recibieron gratuitamente un kit completo —compostador, aireador, termómetro y guía práctica— acompañado de sesiones formativas. Durante meses, técnicos especializados ofrecieron seguimiento y asesoramiento para garantizar que el proceso funcionara en cada hogar.
El proyecto también incluyó un componente cultural y educativo: la exposición “Arte y Reciclaje”, organizada junto con artistas locales, mostró obras creadas con materiales reutilizados y contó con la participación de escolares en un concurso de creatividad con residuos. De esta forma, el compostaje se vinculó no solo al cuidado ambiental, sino también a la cultura y la educación intergeneracional.
Una web al servicio de la ciudadanía
Para dar visibilidad y apoyo al programa, se creó la plataforma digital traspinedo.composta.es. La web centralizó toda la información práctica: convocatorias, manuales, noticias y recursos para vecinos participantes. Esta herramienta permitió reforzar la transparencia y mantener viva la comunicación durante el desarrollo del programa.
Resultados e impacto
El balance fue muy positivo. Decenas de familias se sumaron al compostaje doméstico, reduciendo de forma significativa la cantidad de basura orgánica enviada al contenedor convencional. El compost generado se aprovechó en jardines y huertos, cerrando el ciclo de forma local. El Punto Limpio se transformó en un espacio educativo, y la ciudadanía, desde escolares hasta adultos, adquirió nuevos hábitos sostenibles.
Además, la participación de ASPAYM y CETEO demostró cómo un proyecto ambiental puede generar inclusión social y empleo para personas con discapacidad, reforzando el valor añadido de la iniciativa.
Un modelo inspirador
Aunque el programa concluyó antes de la creación del proyecto MiAyto, hoy lo reconocemos como un caso ejemplar de gestión pública con visión de futuro. Traspinedo mostró que incluso los municipios pequeños pueden marcar la diferencia apostando por la economía circular, la participación vecinal y la inclusión social.
Traspinedo Composta sigue siendo un referente para otros ayuntamientos que buscan soluciones sostenibles y demuestra que la colaboración entre instituciones, ciudadanía y asociaciones es la mejor fórmula para avanzar hacia un futuro más verde y solidario.




